La fascinación de la sala oscura y la pantalla gigante

viernes, 4 de mayo de 2007

La marcha de los pingüinos

Antes que sobre expuesto, fui tvadicto (tvidiota lo llamaban los sociólogos), en una época donde aun no existía el cable. Con el tiempo fueron llegando MTV, Discovery Channel y otros muchos. La vida se veía distinta para toda una generación. Discovery era una fuente inagotable de información: se nos ofrecía todo el conocimiento del mundo en la caja negra de la sala. Poco a poco Discovery pasó de ser un canal exclusivamente de documentales a ser otro canal más de entretenimiento. Con ese paso surgieron otro género de documentales. "La marcha de los pingüinos" (o "La marcha del emperador", en su traducción del original) es una de las mejores muestras de esa nueva ola de documentales, ahora convertidos en hermosas expresiones del séptimo arte.

Narrado como documental, pocos nos quedaríamos en el canal viendo la vida de un pingüino. Convertida en historia para la gran pantalla, "La marcha de los pingüinos" nos hace maravillarnos con el recuento de un año en la vida de una familia y una comunidad de pingüinos emperador: la hermosa historia de amor de una pareja, el cortejo, sus pequeños rituales y símbolos, sus encuentros y despedidas, el surgimiento de la vida entre ellos; la lucha por la supervivencia, los peligros de la vida salvaje, los rigores del gélido invierno antártico; la aventura de los viajes, sus juegos en "casa", un mundo por descubrir para la pequeña cría. Uno casi se olvida que son "simplemente" pingüinos. En conjunto la narración es casi una obra de escultura con imágenes, como debe haber sido la labor de edición.

La película tuvo un éxito tan grande que, para el momento de la entrega de los Oscar del 2006 (se llevaría el Oscar al mejor documental de ese año), había superado en taquilla a todas las 5 nominadas a mejor película. La música, a cargo de Emilie Simon, fue nominada a un premio Cesar, y es una joya por mérito propio.

Todos estos elementos la convierten en una película que no debemos perdernos de ver. Al final incluso aprenderemos mucho de la vida de estos pequeños seres, eternamente vestidos de gala, en este magistral "documental".

Artículo publicado en Ajoporro el 27 de abril del 2007



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