La fascinación de la sala oscura y la pantalla gigante

viernes, 18 de mayo de 2007

Good Bye Lenin!

La vida de Christiane (Kathrin Sass) gira en torno a su ideología, a las promesas de la izquierda, a las luchas y reivindicaciones de su querida República Democrática Alemana. Un día sufre un ataque al corazón y cae en coma. Mientras ella duerme su sueño profundo, cae el muro de Berlín y se produce la reunificación alemana. La izquierda ha perdido la partida. Al despertar, el mundo que Christiane conocía ha desaparecido, y la "decadencia de la sociedad burguesa y consumista de occidente" ha tomado por revuelo su tierra. Su delicado estado de salud le prohíbe sufrir la menor exaltación. Alex (Daniel Brühl), su joven hijo, no tiene otra opción que emprender la quijotesca tarea de salvar a su madre de una nueva realidad que podría, sin duda, acabar con ella.

Esta conmovedora historia nos brinda varias lecturas posibles. Alex nació en una sociedad que él no escogió, y que le prometía mucho, pero que no lograba cuajar sus ofrecimientos. Creció adorando a su madre, pero sintiéndola un poco parte de ese Estado socialista que lo decepcionaba. Pero ahora, con su madre en tan delicada condición debe asumir para si el rol que tantas veces despreció: él es ahora el Estado protector, él es todos los mecanismos de propaganda que construyen la realidad que su madre necesita para mantenerse a flote. Él es también ahora, y esto es mucho más importante, el amor incondicional materno que él siempre dio por sentado, y que ahora aprende a asumir como su responsabilidad más importante, tragándolo a pedazos muy grandes en el proceso.

Crecer duele. Alex, como la recién unificada república alemana, es un adolescente a quien no le queda más remedio que crecer, sin importar si están preparados o no para lo que eso significa. En el proceso revisan su historia, se lamen sus heridas, reajustan sus creencias y se reconcilian poco a poco con su pasado, todo a la vista del futuro, incierto y tentador.

El viaje de Alex y su madre no por duro deja de estar lleno de situaciones bizarras e hilarantes, y es una aventura digna de disfrutar en su compañía. Mientras tanto acompáñennos a Alex y a mi diciendo: ¡Feliz día de las madres!

Artículo publicado en Ajoporro el 11 de mayo del 2007



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