La fascinación de la sala oscura y la pantalla gigante

viernes, 6 de julio de 2007

Children of men

"Children of men" (Los hijos del hombre, 2006) nos coloca en Inglaterra en un no muy distante futuro en el que la humanidad ha perdido la capacidad para procrear. No hay niños en el mundo (la persona más joven tiene 19 años) y sin niños no hay futuro. La humanidad ha perdido toda esperanza y está autodestruyéndose poco a poco: las economías colapsan y los pocos países que aun subsisten se encierran tras sus fronteras, mientras la inmigración ilegal aumenta cada día. Theo (Clive Owen) vive cómodamente aislado de los problemas del mundo. Un día es secuestrado por los miembros de un movimiento rebelde, liderados por Julian (Julianne Moore), ex-esposa de Theo, quienes necesitan de su ayuda para hacer llegar a Kee (Clare Hope-Ashitey) a un refugio en el mar, donde se supone que el "Proyecto Humano" está buscando una cura para la infertilidad que aqueja a la humanidad, y de la que Kee pudiera ser una clave. Theo acepta a regañadientes. Sin embargo, cuando las cosas se ponen difíciles, Kee encuentra en él la ayuda que necesita.

Esta no es una película fácil de ver, sin duda. La primera mitad, marcadamente apocalíptica, nos sumerge en los estragos de una civilización que desaparece bajo el peso de la desesperanza; mientras en la segunda, transformada en relato épico, y filmada en un estilo casi periodístico de frente de guerra (cinéma vérité), la protección de una persona y la llegada a un destino, marcan el agitado ritmo de la historia.

En medio de este tumulto, Theo, quien inicialmente lo vemos como un cínico sin esperanza, que no le presta mucha atención a nada, se nos revela poco a poco como un personaje heroico por demás particular: nunca usa, o siquiera toca, un arma de fuego, y buena parte del film lo pasa "en chanclas", sin perder su dignidad. La cámara acompaña este proceso: mientras más se revela su lado heroico y más se conecta con el personaje de Kee, aumentan los primeros planos y acercamientos a Theo, acercándonos emocionalmente a este personaje, y, a través de él, al drama que lo rodea.

El director Alfonso Cuarón, ya famoso por filmes como "Harry Potter y el prisionero de Azkaban" (2004), "Y tu mamá también" (2001) y "Grandes esperanzas" (1998), nos deslumbra en esta película con un recurso que ya había usado en otros de sus trabajos anteriores: las tomas largas. La más larga de todas, una escena de batalla de más de 6 minutos continuos, sencillamente brillante, y de una dificultad técnica impresionante, tomó casi dos semanas de planificación y coreografía precisa, y unas 5 horas de preparación de nuevo, cuando algo salía mal.

"Children of men" no es una película para relajarse los domingos, pero es sin duda la mejor película de las que han llegado a nuestras carteleras en lo que va de año.

Artículo publicado en Ajoporro el 29 de junio del 2007



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