La fascinación de la sala oscura y la pantalla gigante

viernes, 15 de junio de 2007

El odio

Disturbios en uno de los banlieue de París (suburbios que rodean a la ciudad de París). El joven Abdel yace en coma, luego de ser arrestado en los disturbios y golpeado por la policía. Vinz (Vincent Cassel), judío, lleno de rabia, dispuesto a todo por ganarse respeto, amenaza con matar a un policía si su amigo Abdel muere. Hubert (Hubert Koundé), negro, traficante de drogas de poca monta, contempla, con toda la calma que puede, el ambiente en el que crece, el odio que se respira, mientras sueña con ser un boxeador profesional y salir del banlieue. Saïd (Saïd Taghmaoui), árabe, hablador sin freno, columpiándose siempre entre la audacia y el miedo, guarda el delicado balance entre sus dos amigos. Un anuncio se repite en la televisión: un policía ha perdido un arma durante los disturbios. El reloj corre…

El odio (1995), una de las joyas de la filmografía francesa de los últimos años, tiene una lista de nominaciones bien larga, ganando finalmente, entre otros, premios como el Cesar a la mejor película y mejor edición, y a la mejor dirección en Cannes. Es el segundo largometraje de Mathieu Kassovitz (con sólo 28 años para el momento de la realización), quién además escribió el guión, trabajó en la edición e incluso hace una aparición en el film, como miembro de un grupo de "cabezas rapadas" con el que se tropiezan los protagonistas. Kassovitz, en su rol de director, nos ha brindado películas como "Los ríos color púrpura" (2000) y Gothika (2003); y como actor ha participado en filmes como "El quinto elemento" (1997), Amelie (2001) y Munich (2005), entre otros muchos.

La película fue filmada en color, pero fue transformada a blanco y negro durante el montaje. En las palabras del director: "para mi, la única manera de recordarle a la audiencia que no están viendo una comedia o un drama sentimental es hacer una película en blanco y negro". De hecho nos encontramos ante una mezcla de ambas cosas, una "comedia dramática", ya que su estilo documental (hecho subrayado por la ausencia de música incidental) nos sumerge en la crisis de los banlieue, la problemática de los inmigrantes, la falta de esperanzas y de reconocimiento de los jóvenes, la represión de la policía francesa (muchas veces acusada de racismo) y toda la violencia que este cuadro genera; pero, a pesar de toda esta difícil situación, los personajes no dejan de hacernos reír de sus infortunios y de las ridículas situaciones en que se involucran.

Este complicado drama de violencia urbana, puesto de nuevo a la luz con los disturbios del 2005 en Francia, empapa sin duda a todas las sociedades del mundo. Basta recordar otros filmes como "Ciudad de Dios" (Brasil, 2002), "Haz lo correcto" ("Do the Right Thing", USA, 1989) y la más cercana "Secuestro express" (Venezuela, 2005).

Artículo publicado en Ajoporro el 8 de junio del 2007



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